domingo, 10 de noviembre de 2013

Primavera

Frío ha vuelto, la lluvia le acompaña.  Nieve está ya más cerca que lejos. Los soldados que en el estío vinieron, con el invierno se marchan. La misma historia del pasado año se repite. ¿La misma?

No, la misma no. Pues aquella flor con la que soñé, aquella flor que de las cenizas debía nacer, nació.

Nació más allá del mar. En aquellas tierras que atrás dejé. No se si nació porque la soñé, o la soñé porque nació. La cosa es que es mi flor, y lo que mio es conmigo lo he de tener.

Llegó el verano, uno más largo del que esperaba, y otra cosa no pero esperar he esperado demasiado; y la flor surcó los cielos atravesando el largo mar que nos separaba para que despertase del sueño.

Y el sueño se acabó, y se hizo realidad. Ahora al volver de la batalla mis ventanas no están congeladas, mi alcoba oscura, ni mi cama vacía. Ahora al regresar a mi hogar, esa sensación que nos invade al llegar la primavera, es la que a mi me inunda al abrir la puerta.

Ah, la flor conocedora de que se me habían acabado, me trajo un preciado regalo. Tizas.

Ya he usado una y lo único que os puedo decir antes de mostraros lo que había al otro lado es:
 mon Dieu que lugar.

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