viernes, 31 de agosto de 2012

El Descanso del Guerrero


Dormidos mis sentidos he dejado que vuelvan a estar otra vez. He acunado mi alma con voces del pasado, la he regado con rubios y negros elixires, la he extasiado con el sonido de extrañas melodías que para mi no son más que ruido, la he calentado con la compañía de quienes no le correspondía pero que profundamente agradezco, la he alimentado de esperanzas que nunca llegarán.

Por estas razones y algunas más volví a dormir, pero el tiempo de soñar acabo hace tiempo. Hay que despertar al guerrero. La batalla está próxima. La batalla que desintegrará mis cadenas. La llamada a las armas ya se deja oír a lo lejos.

No se que me encontraré en la batalla. Nunca he luchado contra algo así. Pero suceda lo que suceda, una cosa si tengo bastante clara, y es que no sucumbiré.
Esta, a pesar de ser una de las más duras batallas a las que jamás me vaya a enfrentar, no será la batalla que acabe conmigo.
¿Y como se eso? Lo se porque el ejercito que tendré enfrente de mi no es capaz de acabar conmigo. Quien los lidera no pudo hacerlo, aunque lo haya intentado más de una vez, y vuelva a intentarlo muchas más. No pueden matar lo que ya está muerto. Lo único que les queda es esperar si aquello a lo que no pueden matar les concederá la paz eterna.

Afilaré la espada, puliré la armadura, ensillaré el caballo. Todavía tendré tiempo para "dormir" una vez más.
El férreo olor de la sangre, el seco sabor del polvo, las frías caricias del acero, el lacrimoso sonido del dolor, la escalofriante visión del final. Mis cinco sentidos están preparados.
Espero que la sangre no os salpique, porque me temo que más de uno de vosotros tendrá que limpiarse las vestiduras.



No hay comentarios:

Publicar un comentario