jueves, 26 de diciembre de 2013

Guardián de Sueños


Hace un año hoy, que un pequeño brazo rodeó mi pecho y me sumergió en el mundo de los sueños.

Me paseó por las alturas, allí donde solo se puede llegar durmiendo. Puso en marcha el tiempo de aquel reloj roto que marca la eternidad de las caricias, la brevedad del sentimiento. Aquel reloj perdido, que al caerse del cordón que lo sujetaba a mi cuello, arrastró con él, alma y corazón. Me elevó tan alto que ya nada más se podía alcanzar.

Y al despertar, su mirada a través del espejo vigilaba el brillo en mis ojos. Su sonrisa calentaba mi ser. Sus caricias escondidas en los rincones, entrelazaban nuestros dedos. Sus susurros en mi oído albergaban la ilusión perdida en el ayer. Su voz alimentaba mi curiosidad. Y su curiosidad mi ansias de más.
Paseamos allí donde el sol no se pone y las estrellas siempre están presentes. Tumbados en nubes de franela contemplamos los planetas, y vemos como poco a poco se alinean. Las mariposas nos devuelven al suelo y se van al estomago a dormir.

Caminando por los secretos las esquinas no tienen rincones, las sombras se desvanecen, la mentira se escribe con un boli sin tinta, y la verdad es aceptada sin resquemor. Nada es fácil, pero la dificultad no está presente.

Y este es el sueño que me regaló quien hace un año hoy, rodeó mi pecho con su pequeño brazo. No acepté el regalo pero me gustó el sueño, y fue así que decidí convertirme en su guardián. Guardián de un sueño que es mi realidad.

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